Asociación de Vivienda
Los Almendros
«Los Almendros: Donde la unión construye hogar.»
Historia de la Asociación de Vivienda Los Almendros del Municipio de Garzón
La Asociación de Vivienda Los Almendros nació como una respuesta solidaria y organizada ante una de las necesidades más sentidas de muchas familias garzoneñas: el acceso a una vivienda digna. Fue legalmente constituida el 20 de agosto del año 2016, bajo el amparo de las normas que regulan las asociaciones de vivienda sin ánimo de lucro en Colombia, y desde entonces ha sido una alternativa real para quienes sueñan con tener un hogar propio.
Su creación no fue un hecho aislado, sino el resultado de un proceso colectivo, en el que un grupo de ciudadanos, con profundo sentido social y compromiso comunitario, se unió con el propósito de buscar soluciones estructurales a la problemática habitacional que enfrentan cientos de hogares en el municipio de Garzón, Huila. Personas con diferentes oficios, profesiones y trayectorias, pero con un objetivo común: unir esfuerzos para construir comunidad y hacer realidad el derecho a la vivienda.
Desde sus inicios, la Asociación ha promovido una cultura de ahorro, participación, democracia, transparencia y autogestión, elementos que le han permitido mantenerse activa y vigente. A través de asambleas, capacitaciones y espacios de diálogo, se ha consolidado como una plataforma sólida para canalizar recursos, formular proyectos de vivienda, y acompañar técnica y organizativamente a sus asociados en todo el proceso.
Con una visión integradora y enfocada en el bienestar colectivo, la Asociación de Vivienda Los Almendros no solo busca edificar casas, sino también tejer comunidad, generar sentido de pertenencia y fortalecer los lazos entre quienes comparten el anhelo de construir un mejor futuro. A lo largo de los años, ha demostrado que cuando hay organización, compromiso y voluntad, sí es posible avanzar hacia soluciones concretas, justas y sostenibles.
Hoy, Los Almendros es mucho más que una asociación legalmente constituida: es un símbolo de esperanza, de trabajo en equipo, y de lucha constante por los derechos fundamentales de las familias garzoneñas. Su historia sigue escribiéndose día a día con cada ladrillo, cada reunión, cada esfuerzo compartido.
